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26 octubre, 2009

Historia del niño muerto


Buda se estaba hospedando en un pueblo; vino a verle una mujer, llorando y sollozando y gritando. Su hijo, su único hijo, había muerto de repente. Como Buda estaba en el pueblo, la gente dijo: «No llores. Vete a ver a ese hombre. La gente dice que es compasión infinita. Si él lo quiere, el niño puede revivir. Así que no llores; vete a ver a ese Buda.»

La mujer fue con el hijo muerto, llorando, so­llozando, y todo el pueblo la siguió, todo el pue­blo estaba afectado. Los discípulos de Buda tam­bién estaban afectados; empezaron a rezar en sus mentes para que Buda tuviera compasión. Debía bendecir al niño para que reviviera, resucitara.

Muchos discípulos de Buda empezaron a llo­rar. La escena era muy conmovedora, profundamente enternecedora. Todos estaban quietos. Buda permaneció en silencio. Miró al niño muerto, lue­go miró a la madre llorosa, sollozante, y le dijo a la madre: «No llores; haz tan sólo una cosa y tu hijo vivirá de nuevo. Deja a este niño muerto aquí, vuelve al pueblo, vete a todas las casas y pregunta a todas las familias si alguien ha muerto alguna vez en su familia, en su casa. Y si puedes encontrar una casa en la que nunca haya muerto nadie, entonces pídeles algo de comer, un poco de pan, algo de arroz, o cualquier cosa..., pero sólo de esa casa en la que no haya muerto nunca nadie. Y ese pan o ese arroz revivirá al niño inmediata­mente. Ve. No pierdas tiempo.»

La mujer se puso muy contenta. Sintió que ahora iba a suceder el milagro. Tocó los pies de Buda y corrió al pueblo, que no era muy grande, unas pocas casas, varias familias. Fue de una fami­lia a otra, preguntando. Pero todas las familias le decían: «Eso es imposible. No hay una sola casa -no sólo en este pueblo, sino en toda la Tierra­ en la que nunca haya muerto nadie, en la que la gente no haya padecido la muerte y el sufrimiento y el dolor y la angustia que resultan de ella.»

Poco a poco, la mujer se dio cuenta de que Buda estaba haciendo una artimaña. Esto era im­posible. Pero todavía tenía esperanza. Siguió pre­guntando hasta que hubo estado en todo el pueblo.

Sus lágrimas se secaron, su esperanza murió, pero, de pronto, sintió que llegaba a ella una nueva tran­quilidad, una serenidad. ENTONCES SE DIO CUENTA DE QUE TODO LO QUE NACE TENDRÁ QUE MORIR. ES SÓLO UNA CUESTIÓN DE AÑOS. Alguien morirá antes, alguien después, pero la muerte es inevitable.

Volvió y tocó los pies de Buda de nuevo, y le dijo: «Como dicen todos, tienes realmente una profunda compasión por la gente.» Nadie entendía lo que había pasado. Buda la inició en sannyas, se hizo una bhikkhuni, una sannyasin. Fue iniciada.

Ananda le preguntó a Buda: «Podrías haber re­vivido al niño. Era un niño tan hermoso y la ma­dre estaba tan angustiada...»

Pero Buda dijo: «INCLUSO SI EL NIÑO HUBIERA RE­SUCITADO, HABRÍA TENIDO QUE MORIR. LA MUERTE ES INEVI­TABLE.»

Ananda dijo: «Pero tú no pareces ser muy sensi­ble con la gente, con su sufrimiento y su angustia.»

Buda respondió: «YO SOY SENSIBLE; TÚ ERES SEN­TIMENTAL. ¿PIENSAS QUE ERES SENSIBLE SÓLO PORQUE TE ECHAS A LLORAR? Eres infantil. No comprendes la vida. No eres consciente del fenómeno.»

Ésta es la diferencia entre el cristianismo y el budismo. Se cuenta que Jesús hizo muchos mila­gros de resucitar a gente. Cuando Lázaro estaba muerto, Jesús le tocó y volvió a la vida. En Oriente no podemos concebir a Buda tocando a un muer­to y trayéndole de vuelta a la vida. Para las personas corrientes, para la mente corriente, Jesús parecería más amoroso y compasivo que Buda. Pero yo os digo que Buda es más sensible, más compasivo, porque incluso si Lázaro fue revivi­do, eso no cambió nada. Aún tuvo que morir. A la postre, Lázaro tuvo que morir. De modo que este milagro no tuvo valor, no tuvo valor postre­mo. No se puede concebir a Buda haciendo se­mejante cosa.

JESÚS TUVO QUE HACERLO PORQUE ESTABA TRAYENDO ALGO NUEVO, UN NUEVO MENSAJE A ISRAEL. Y EL MEN­SAJE ERA TAN PROFUNDO QUE LA GENTE NO LO ENTENDÍA, DE MODO QUE TUVO QUE HACER MILAGROS EN TORNO A SU MENSAJE; PORQUE LA GENTE PUEDE ENTENDER LOS MILA­GROS, PERO NO PUEDE ENTENDER EL MENSAJE PROFUNDO, EL MENSAJE ESOTÉRICO. Pueden entender los mila­gros, de modo que mediante los milagros puede que se vuelvan abiertos y capaces de ser receptivos al mensaje. JESÚS ESTABA LLEVANDO UN MENSAJE BU­DISTA A UNA TIERRA QUE NO ERA BUDISTA; un mensaje oriental a un país que no tiene ninguna tradición de iluminación, de muchos budas.

Podemos concebir que Buda era más sensible que sus discípulos, que estaban llorando y gimien­do. Eran sentimentales.

NO CONFUNDAS TU SENTIMENTALISMO CON LA SENSI­BILIDAD. El sentimentalismo es muy común; la sensibilidad es extraordinaria. Sucede mediante el esfuerzo. Es un logro. Tienes que ganártela. El sentimentalismo no hay que ganárselo; naces con él. Es una herencia animal que ya tienes en las cé­lulas de tu cuerpo y tu mente. La sensibilidad es una posibilidad. No la tienes ahora mismo. Puedes crearla, puedes esforzarte por conseguirla; enton­ces te sucederá. Y cuando suceda, no te apegarás.

BUDA ERA TOTALMENTE DESAPEGADO. ESTABA ANTE EL NIÑO MUERTO, PERO NO PARECIÓ AFECTARLE EN ABSOLU­TO. La mujer, la madre, era desgraciada, y él esta­ba haciendo una artimaña con ella. Este hombre parece ser cruel, y esta artimaña parece ser dema­siado para una madre cuyo hijo ha muerto. Le dio un enigma, y sabía muy bien que ella volvería con las manos vacías. Pero digo de nuevo que él era compasión verdadera, porque estaba ayudando a esta mujer a crecer, a ser madura. A NO SER QUE PUEDAS COMPRENDER LA MUERTE,

NO ERES MADURO; Y A NO SER QUE PUEDAS ACEPTAR LA MUERTE, NO TIENES UN CENTRO DENTRO DE TU SER. CUANDO ACEPTAS LA MUERTE COMO UNA REALIDAD, LA HAS TRASCENDIDO.

De modo que en Oriente sólo los sadhus de tercera clase han hecho milagros; los de primera clase nunca ha he­cho ninguno; ellos trabajan en un nivel más eleva­do. BUDA TAMBIÉN ESTÁ HACIENDO UN MILAGRO, PERO EL MILAGRO SE ESTÁ HACIENDO EN UN NIVEL MUY ELEVA­DO. LA MADRE ESTÁ SIENDO TRANSFORMADA.

Pero es difícil de comprender, porque nuestras mentes son burdas y sólo comprendemos el senti­mentalismo; no comprendemos la sensibilidad. Sensibilidad hace referencia a la alerta que permi­te sentir todo lo que sucede alrededor. Y sólo pue­des sentir cuando no estás apegado.

Del Libro de los secretos, de Osho

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